Revista Argumentos nº 53 (pág. 44-45), año IV, 1982; sección Crítica de la Cultura; Madrid
Hasta hace unos meses, la obra de Mario Bunge sólo era conocida en España en muy restringidos círculos científicos y filosóficos. Sin embargo, Mario Bunge ha venido contribuyendo al más riguroso análisis y fundamentación de teorías en el ámbito de las ciencias naturales y sociales desde hace varios años, con gran tenacidad e incansable esfuerzo, de la que es fruto su abundantísima obra teórica, entre la que destaca «La investigación científica (su estrategia y su filosofía)» (1), magno tratado que ha inspirado a muchos investigadores y ha contribuido a la formación de nuevas promociones de científicos.
Por otra parte, aunque la adscripción de Bunge al enfoque semántico de la ciencia no parece aproximarle excesivamente a las humanidades, hay que situarle en todas las dimensiones de su personalidad. En ese sentido, su perspectiva sistémica de las ciencias, su preocupación por ponerlas al servicio del hombre, su defensa de la libertad intelectual y política, su rechazo de la escuela económica monetarista –en lo que ésta tiene de ideología justificatoria de la explotación y de la dependencia– su inconformismo, y la fina ironía con que éste se manifiesta, proporcionan al profesor Bunge una gran dimensión humanística. Empero, no podemos desconocer tampoco que existe el riesgo de que la personalidad de Bunge sea unilateralizada, por el resonante éxito que el reciente congreso ovetense de Teoría y Metodología de las Ciencias y el premio de la Fundación Príncipe de Asturias han alcanzado.
La Psicología como ciencia natural.
Por ello merece la pena recordar aquí algunas de sus intervenciones. En realidad, la ponencia inicial del profesor Bunge redujo su ámbito temático a la consideración de la psicología como ciencia natural. Bunge seleccionó tal tema por considerar que «las relaciones entre la ciencia y la filosofía son particularmente notorias en el caso de la psicología, aunque sólo sea porque ésta se ha apropiado de un tema de la metafísica tradicional: el de la naturaleza de la psique y sus relaciones con el cuerpo» . Además, tres filosofías diversas –idealista, positivista y materialista– han inspirado tres enfoques en psicología que difieren tanto por la ontología subyacente como por sus objetivos y sus métodos: el mentalista, el conductista y el informativista. Para situarlos, Bunge definió previamente el enfoque científico, de toda investigación, y su componente filosófico. Desde su perspectiva semántica, Bunge caracterizó el enfoque –o manera de concebir y tratar cuestiones en un campo cualquiera– con la fórmula: Enfoque (andamiaje general, problemática, metódica, metas). En ella, el andamiaje es un conjunto de hipótesis muy generales, referentes a tal campo, así como del modo de conocerlo; la problemática es el tipo de problemas que se desea tratar; la metódica, el conjunto de métodos o modos de tratar dichos problemas; y las metas, las finalidades últimas de la investigación de dichos problemas con tales métodos. Sobre la base de esa caracterización, se comprende que una investigación, por científica que sea, nunca puede estar desprovista de supuestos filosóficos. Estos están incluidos en el primer componente de todo enfoque, que es el andamiaje general constituido por hipótesis ontológicas acerca de la naturaleza de los objetos a investigar, así como por hipótesis gnoseológicas acerca de la naturaleza y el alcance del conocimiento posible de dichos objetos. Y este andamiaje general, lejos de ser prescindible, es el que gula la búsqueda de problemas y la manera de tratarlos así como la fijación de las metas generales de la investigación.
Desde tal perspectiva semántica, el profesor Bunge estableció sucesivamente las limitaciones científicas de los enfoques conductista, mentalista e informativista para llegar a la conclusión de que sólo el enfoque psicobiológico es plenamente científico, pues conjunta tanto con la psicología tradicional como con la neurociencia. De hecho, las hipótesis típicamente psicológicas, que encierran variables físicas, químicas, microfisiológicas, conducturales y psicológicas, poseen una estructura formal sólo compatible con el monismo materialista, que sirve de base al enfoque neuro-psicológico, y además se ven confirmadas por la biología evolucionista actual.
En el coloquio correspondiente, Gustavo Bueno -aun valorando debidamente el esfuerzo de síntesis realizado por Bunge- expresó su preocupación por la tendencia al reduccionismo que suponía. Del hecho ontológico de que la mente no procede del Espíritu Santo, no cree que se pueda pasar al argumento fuerte de Bunge. Existe el riesgo de que la neurociencia –propugnada por el profesor Bunge– resulte reduccionista y acabe por liquidar a la psicología al convertirla en una reliquia arqueológica. En un sentido contrapuesto, Bueno planteó sus reservas acerca de la teoría bungiana de los «psicones», al considerar a éstos como conceptos psicológicos y no fisiológicos. El profesor Bueno estimó también, que la oposición que Bunge establece, entre interior y exterior de la mente, no es tan fundamental como la oposición cerca-lejos. ¿Es posible que exista una ciencia que se ocupe de la acción a distancia en los fenómenos? preguntó Bueno. En su respuesta, el profesor Bunge expuso su convicción de que la neuropsicología no conduce a un reduccionismo simple. Manifestó también que no le preocupaba excesivamente una eventual desaparición de la psicología como ciencia. Y ello, por la sencilla razón de que no cree que debamos considerar inmutable la actual división del trabajo entre las diferentes ciencias. Así, por ejemplo, cuando, como consecuencia del descubrimiento de los fenómenos electromagéticos, la óptica fue subsumida en la física, no se produjo un empobrecimiento del conocimiento científico sin su enriquecimiento. A su juicio, lo que está sucediendo actualmente en el campo de la psicología, es una consecuencia del dualismo imperante en nuestra cultura. Éste comprende incluso al marxismo. Así lo manifestó Bunge, respondiendo a una interpelación del autor de este trabajo sobre la reflexología de Pavlov, al precisar que no sólo incurren en dualismo los investigadores soviéticos de la psicología sino que también se daba ese enfoque en Marx y Engels. Para Bunge, el materialismo dialéctico es igualmente dualista, pues separa la infraestructura de la superestructura de la sociedad.
Juicio global sobre las concepciones de Mario Bunge
No es fácil, dentro de los límites de espacio en que se desarrolla este trabajo, formular un juicio global sobre las concepciones de Mario Bunge. En síntesis, forzosamente esquemática, podría considerarse que en ellas coexisten posiciones próximas a un materialismo mecanicista con una concepción epistemológica general caracterizada por una dialéctica peculiar. Es evidente que la tendencia de Mario Bunge a un cierto reduccionismo, la amplitud con que califica de «dualistas» a las posiciones ontológicas y gnoseológicas que difieren de las suyas, su tendencia a comprimir en formalizaciones simples todos los campos del conocimiento –y la propia función de la ciencia– le aproximan a tal materialismo. Sin embargo, no es menos obvio que sus concepciones poco tienen que ver con el materialismo vulgar de Vogt, Büchner, Moleschott, tec. Se aproximarían más –salvadas las naturales diferencias históricas– al materialismo histórico-natural de científicos como Haeckel y Boltzmann. En todo caso, su filosofía de la ciencia –que él denomina Epistemología– es mucho más sofisticada y sutil, teniendo por base un amplio y sólido conocimiento de diversos sistemas filosóficos y distintas ciencias positivas.
En el plano de la dialéctica, la posición de Bunge sería vergonzante, en el mismo sentido que Engels calificaba de ateos vergonzantes a determinados agnósticos. Tanto en sus declaraciones a la prensa, como en sus intervenciones en el congreso ovetense, así como en su obra «Materialismo y Ciencia» , el profesor Bunge mantuvo posiciones formalmente críticas respecto a la dialéctica. Sin embargo, la utilización, que constantemente realiza, de conceptos como los de «emergencia», «nivel», «procesos evolutivos», «sistémica», «dinamicismo», etc., conduce a que, algunas veces, sus posiciones sólo difieran de las dialécticas semánticamente. Subsiste empero la crítica frontal que Bunge realiza al principio dialéctico de la unidad y la lucha de los contrarios. Sus ejemplos sobre el movimiento de los fotones, y la cooperación entre especies, no son afortunados. Al igual que Bujarin, Bunge parece reducir la oposición de los contrarios a un simple antagonismo de fuerzas externas, de esencias no cambiantes, cada una de las cuales es como una fuerza absoluta. Esta perspectiva no tiene en cuenta que los contrarios están relacionados por una conexión interna, que es su unidad, y proporciona del encadenamiento y de la interdependencia universal una noción unilateral y simplificada. Además, los experimentos de C. Davisson, L. A. Germen, V. Fabrikant, A Biberman, N. Sushkin, etc, sobre la difracción de los electrones, los fenómenos del fotoefecto y el efecto Compton, así como el estudio visual de las fluctuaciones estadísticas de los fotones, realizado por S. I. Vavilov y sus discípulos, testimonian que las propiedades corpusculares y ondulatorias son propias, simultáneamente, de los mismos micro-objetos y no son algo complementario que se crea durante la interacción entre los micro-objetos y los instrumentos. Ningún dialéctico niega, por otra parte, que la cooperación complementa contradictoriamente a la lucha en el «mecanismo» evolutivo. Aun así cabe considerar que la antidialéctica formal de Bunge está condicionada por los múltiples riesgos que, en el medio anglosajón donde trabaja, supone definirse doblemente como dialéctico y materialista. Sin embargo, no se puede desconocer tampoco que aunque Bunge asume de hecho, con otra denominación, algunos de los postulados de la dialéctica, ésta no se integra plena y operativamente en su concepción filosófica general y, precisamente, a ello atribuimos la tendencia que en él se observa hacia ciertos reduccionismos y simplificaciones en sus formulaciones científicas y filosóficas. Todo ello, claro está, no resta valor a su contribución al I Congreso de Teoría y Metodología de las Ciencias. Sus dos ponencias constituyeron no sólo la expresión muy operativa de una concepción espistemológica sino también un material muy fecundo para su discusión congresual. Y no digamos nada de sus múltiples intervenciones.
Mario Bunge, «La investigación científica (su estrategia y su filosofía)». Ediciones Ariel. Barcelona, 1969.
Mario Bunge, «Epistemología». Editorial Ariel. Barcelona, 1980.
Mario Bunge, «Materialismo y Ciencia». Editorial Ariel. Barcelona, 1981.
José María Laso Prieto
noviembre 5, 2006 a las 3:02 am |
Aunque la crítica a la dialéctica materialista que hace Bunge es simple, es menos simplista de lo que amenaza a hacerla ver este texto de Laso Prieto. Resulta curioso que no analice, por ejemplo, el cuestionamiento referido a la cooperación, que parece contradecir el postulado del diamat sobre la «lucha». Lamentablemente, la página de la fundación WR no incluye la entrevista a Bunge que, se dice allí, apareció en la revista Argumentos.
Tampoco me parece acertada la comparación entre el agnosticismo como «ateísmo vergonzante» (según la certera frase de Engels) y el materialismo de Bunge como «materialismo dialéctico vergonzante». En sus textos, Bunge simplemente propone un modelo superador de la dialéctica, lo cual significa que toma lo mejor y desecha lo peor. ¿Qué les parece?
junio 23, 2017 a las 4:49 pm |
He oído decir a un marxista que incluso el materialismo dialéctico está condenado a ser superado por una aproximación teórica más avanzada. Bunge ha propuesto un modelo superior a la dialéctica. El caso es si es o no superior.
noviembre 6, 2006 a las 1:34 pm |
Recomiendo la lectura del libro «Scientific materialism» (trad. materialismo y ciencia). En este libro se encuantra un crítica sistemática de la dialéctica.
Básicamente, Bunge critica a la dialéctica, en primer lugar, por estar mal definida- ¿las contradicciones son entre propiedades de un mismo objeto, de propiedades entre distintos objetos, de sistemas completos, etc?.
En segundo lugar por ser una tesis inadecuada para explicar el cambio- recuerden que la dialéctica se propuso como teoría del devenir. La dialéctic aestá equivocada por el hecho de que no todo cambio se debe a la confrontación, y porque es falso que de todo «enfrentamiento»- tesis vs antítesis- se produzca una nueva tesis, con su consecuente antítesis y así eternamente. (En el ensayo Bunge da varios ejemplos).
En definitiva, es falso el mundo «cambie» debido a su estructura dialéctica.
En otras palabras, la dialéctica como categoría ontológica es falsa- también lo es como categoría eistemológica, aunque éste se encuentre peor definida que la primera.
diciembre 6, 2006 a las 9:03 pm |
Hola amigos:
aquí les envio una pequeña crítica al diamat e histamat marxista que escribí en el foro ABC:
Breve crítica al marxismo
El marxismo, desde la escolastica soviética, se divide en 2 vertientes: materialismo dialéctico y materialismo histórico.
el Diamat funde los principios del materialismo fisicalista del siglo XVIII (monismo, realismo, etc.) con los principios de la
lógica dialéctica de Hegel a saber:1) la unidad y lucha de los contrarios; 2) el salto de lo cuantitativo a cualitativo y viceversa y
3) la ley de la negación de la negación. Principios que, supuestamente, darían cuenta del desarrollo de la realidad material.
También el diamat postula que la mente-espíritu no es material, pero sí una función «ideal» del cerebro-materia (la mente no está separada del cerebro) y, por tanto es dualista.
El Histamat defiende la concepción de la la lucha de clases es el motor de la historia y que ésta da lugar a la sociedad comunista sin clases y sin estado cuando
en el seno de la sociedad burguesa se produce la contradicción entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción privadas, la cuál culminaría con el triunfo de la clase obrera, la dictadura del proletariado, y, con el paso del tiempo,
la sociedad comunista perfecta.
Crítica al Diamat:
1-el dualismo marxista que postula que la mente no es material, pero sí depende del cerebro es defectuoso a la luz de la psicobiología que defiende la hipótesis de identidad entre los procesos mentales y los procesos cerebrales:lo mental=cerebral. Por tanto, el marxismo está a contrapelo de lo que sostienen las neurociencias.
y si bien los marxistas tienen razón cuando en su defensa recuerdan que sin la sociedad o las relaciones sociales no puede haber una mente humana, eso no implica que lo mental sea una realidad separada, aunque dependiente, de lo cerebral-corpóreo, ya que las neurociencias defienden un reduccionismo ontológico:A=B o lo mental=cerebral; pero no un reduccionismo
epistemológico:A se explica por B, ya que no bastan los psicones (sistemas neuronales plásticos) o las sinapsis interneurales para explicar el pensamiento, ya que también son necesarias otras ciencias para ayudar a comprender lo mental como la psicología social o la misma etología, entre otras.
2-los principios de la dialéctica hegeliana son inservibles, ya que surgieron de puras confusiones conceptuales absurdas como pretender que la afirmación:»la rosa es roja» es una supuesta contradicción, ya que de la rosa se dicen 2 cosas distintas:que es rosa y que es roja; pero la contradicción (supuesta fuente que impulsa al pensamiento) no es tal, ya que Hegel confunde 2 cosas:identidad con pertenencia a una clase.
al decir que la rosa es roja no se está diciendo que la clase de las rosas sea idéntica la clase de las cosas rojas (algo absurdo); sino que, simplememente, la rosa pertenece a 2 clases:la clase de las rosas y de las cosas rojas. Nada más. Por otro lado, como lo demostró Russell, la dialéctica de hegel surgue de confundir el «es» de identidad con el «es» de predicación (distinción hecha por Frege). así en oraciones como «Sócrates es mortal» Hegel toma el «es» en sentido de identidad, cuando en rigor sólo es un «es» predicativo que no tiene un sentido semántico existencial, ya que
sólo es un signo sincategoremático (sin significado por sí mismo) y no un categorema. a partir de esa falacia de confusión de conceptos, Hegel juega con la oración de marras sosteniendo que como Sócrates es particular y mortal es universal; luego lo particular es universal, en el sentido de identidad y no en el real sentido de predicación, y por tanto la contradicción (entre particular y universal) es real e inherente al mismo pensamiento (sic). también de manipulaciones sofísticas de ese tipo surge la ley de interpenetración de los contrarios, ya que tendríamos una tesis (particular) y una antítesis (universal) que se concretizan en el sujeto Sócrates (síntesis del universal con el particular) que también sería la negación de la negación, etc, etc.
3-la ley de la unidad y lucha de los contrarios que pretende que el desarrollo real se lleva a cabo con la triada hegeliana tesis-antítesis-síntesis es inútil, ya que no explica nada (¿qué mecanismo o conjunto de procesos reales describe para explicar el desarrollo?) ni tampoco predice nada (¿qué predicciones verificables deriva que sean corroboradas experiencialmente?). no es más que un estéril esquema el cuál se adapta a oportunistas ejemplos:huevo(tesis)+pollito(antítesis)=gallina(s íntesis); pero que no limita experiencias posibles ni tampoco es falsable, ya que los acólitos del marxismo no hacen caso de contraejemplos refutatorios tales como: el movimiento de los fotones, los electrones y la cooperación interespecies los cuáles refutan o falsan esa pseudo-ley marxista.
También hay muchos procesos los cuáles no podemos encajar con esa seudoley por ej, 20 aminoácidos se autoensamblan para formar una molécula de proteína ¿dónde está la antítesis dialéctica de ese proceso?. Luego esa ley no es tal, ya que carece del grado suficiente de generalidad.
4-la ley del salto de cantidad en calidad no pasa de ser una contradictio in adjecto o un oxímoron falaz que es autocontradictorio (la cantidad no puede mudar en calidad, ya que una es objetiva y la otra no, una es mensurable y la otra no, etc.) y que nada explica ni predice.
5-la ley de la negación de la negación es contradicha por el segundo principio de la termodinámica que establece que la entropía (medida de desorden de un sistema termodinámico) tiende a crecer nunca a disminuir y, con el tiempo, probablemente conducirá a una muerte térmica (por frío o agotamiento de la energía) o entrópica del universo. cuando esa ocurra y no pueda haber ni energía ni movimiento de partículas, ¿cual será la futura síntesis o negación de la negación de esa antítesis llamada muerte entrópica?.
Crítica al Histamat:
1-es falso que la lucha de clases sea el exclusivo motor del devenir histórico, ya que tan impostante como la lucha de clases es la lucha de estados o imperios, ¿fueron las guerras mundiales expresión de la «lucha de clases» o de luchas a muerte entre estados nacionales?
¿en la primera guerra mundial, no se unieron los obreros alemanes al Kaiser y los franceses a su presidente burgués para defender sus respectivos estados olvidándose de toda esa fraseología marxista de «lucha de clases» o «conciencia de la clase universal del proletariado»?
2-las predicciones de Engels de que las sociedades capitalistas de Estados unidos, inglaterra, francia y alemania estaban maduras para la revolución proletaria fueron desmentidas por la historia y constituyen la falsación del histamat.
3-la tesis de que la revolución marxista se produciría al chocar las crecientes fuerzas productivas con las relaciones de producción capitalistas fue refutada por la experiencia misma de las revoluciones comunistas las cuales se produjeron en sociedades no capitalistas y con economías rurales, agrarias y semifeudales y con escasa fuerzas productivas:Rusia, China, Cuba, Vietnam, etc.
Saludos cordiales.
diciembre 9, 2006 a las 11:18 am |
Con respecto a la cooperación interespecies, no creo que el diamat la niegue ni la interprete incorrectamente, concuerdo en esto con el autor del artículo, aunque tal vez se le dé menos importencia que a la competencia.
Con respecto a que la historia falsea que la lucha de clases sea el exclusivo motor del devenir histórico, no concuerdo totalmente. No quiero decir que la historia no cambie sin lucha de clases, cosa que sería un tanto absurda, sino que algunos cambios estructurales profundos se realizan unicamente mediante la lucha de clases. Esto cobra mucho más sentido si se piensa a toda la historia de la humanidad anterior al Socialismo como pre-historia, en este caso sí la historia no cambiaría (o no empezaría) sin lucha de clases (visión que creo muy tendenciosa y sería bueno criticar por no considerar historia a lo que no sea socialista, tal vez de acuerdo a la disyuntiva Civilización o Barbarie, bastante discutible también).
Tampoco creo que se desmerezca en absoluto a la lucha de estados, solo que se le da mayor importancia a la lucha de clases.
Con respecto a las predicciones de Engels de que Alemania, Francia y Inglaterra estaban maduras para la revolución proletaria, no se si estaba equivocado. En Alemania por ejemplo había un movimiento muy interesante y por ejemplo hubo pensadores importantes que difundieron la idea de no participar en las guerras mundiales, probablemente hubo una falta de voluntad y no de capacidad.
Y con la predicción de que el capitalismo tal como era en el siglo 18 se destruiría tampoco se si Marx estaba muy equivocado, el tema es que el capitalismo adoptó una modalidad más estatista, redistributiva y social que le permitió adaptarse y sobrellevar las condiciones negativas de por ejemplo la crisis del 30.
Otra cosa que me parece criticable es que la lucha de clases lleve a una sociedad comunista sin clases y sin estado, personalmente no veo el atractivo que pueden llegar a tener las personas en la estricta igualdad en los aspectos económicos de toda la población, ni la capacidad ni la utilidad de intentar llevar una sociedad compleja sin un estado, más alla de sus características internas.
Por ultimo, ¿La cantidad y la calidad no son ambas objetivas y mesurables, aunque en algun caso una sea más facil de medir que la otra? Muy interesante el debate.
Saludos.
diciembre 9, 2006 a las 11:20 am |
Pd: con respecto a la predicción de marx, me refería al capitalismo del siglo 19 tal como lo conoció.
diciembre 15, 2007 a las 5:54 am |
Respeto a Bunge, pero algunas de sus opiniones son bastante sesgadas.
Para empezar reduce la tradición marxista a la interpretación sovietica, y segundo ignora los aportes de diferentes autores marxistas a las ciencias sociales (e.g. Hobsbawm en historia, Godelier, Mellasioux yWolf en Antropología, Gordon Childe y Lumbreras en Arqueología), así como las críticas y reformulaciones de la obra de Marx que van desde Marx y Engels mismos, hasta Gramsci o Althusser. Por ejemplo, Marx afirma que el motor de la historia es la lucha de clases solo en sus primeras obras, ya en la década de 1850 surge la idea de que lo que hoy llamaríamos «evolución social» surgía de la unidad dialéctica del desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producción.
En cuanto a las leyes de la dialéctica, vale la pena hacer algunos comentarios.
1) Unidad de los opuestos. En el Anti-Duhring Engels da a entender que la contradicción es inmanente al devenir, por ejemplo el movimiento de cualquier objeto niega su ser al implicar una transformación de su posición en el tiempo y el espacio.
2) el paso de la cantidad a la cualidad es el nombre que le da Engels a lo que llamamos emergencia. Por ejemplo, para que el dinero se convierta en capital es necesario que sea suficiente dinero para posibilitar la reproducción ampliada del capital. (es decir, debe alcanzarme para financiar la producción y obtener ganancias). Otro ejemplo sería el desarrollo de las fuerzas productivas. Como sabe cualquier antropologo, la aparición de jerarquias y clases sociales es imposible sino se alcanzan ciertos niveles minimos de producción económica per cápita. El concepto de salto de la cantidad a la calidad se utiliza para explicar, en el anti-duhring, como surgen propiedades químicas nuevas y desaparecen otras cuando cambian las valores de los elementos químicos presentes en un compuesto (claro está, en este caso Engels patina seriamente)
3) Por que la entropía no puede ser una forma de síntesis? Y eso si es que el universo no termina en un Big Crunch.
En cualquier caso el materialismo dialéctico parece demasiado flexible como ontología o epistemología como para ser de utilidad, pero eso no significa que no aporte ideas buenas o hipótesis acertadas. Además, cuando uno lee el Capital o la contribución a la crítica de la Ec. Política, el diamat no parece ser un elemento esencial de los razonamientos de Marx.
Otro comentario es sobre la cuestión de la lucha de clases. Cuando Marx habla de historia, en gran medida está hablando de lo que los antropologos llamaban evolución cultural o social, es decir de la transformación de un tipo de sociedad en otra. Estas transformaciones parecen implicar siempre cambios en las estructuras políticas y económicas de las sociedades. Podemos discutir sobre los mecanismos y causas de estos cambios, pero me parece que cuando analizamos este proceso estamos trabajando en una escala diferente a «la guerra entre dos paises».
Saludos
May 5, 2008 a las 5:14 pm |
Escribí un texto sobre convergencias y divergencias de Bunge con Engels, creo que puede clarificar esta discución, disponible en el sitio web de unas líneas arriba. Trasncribo algunos fragmentos cruciales.
…Ahora bien, hasta aquí hemos manejado el concepto de materia como el material de la mente, para el materialismo moderno esto no es suficiente, pues tampoco puede definirse como aquello que puede percibirse mediante los sentidos, dado que “los entes materiales no pueden identificarse con los objetos masivos, ni menos con los macizos o sólidos, desde que se descubrieron campos sin masa tales como el electromagnético y el neutrínico. Y los objetos materiales no pueden definirse como los que existen independientemente del sujeto, porque un idealista objetivo afirmará la existencia autónoma de objetos inmateriales tales como ideas.” (Bunge) Por tanto, debemos encontrar un factor que determine lo que es material. En el apartado anterior vimos que el pensar y el sentir no pueden existir sin un material para procesarlo, pero no basta con que el material pueda aprehenderse, pues bastaría con aprehenderlo de una sola vez para que terminara su accionar, para que la mente pueda aprehender una y otra vez el material del exterior: requiere que tal elemento se mueva. Es así como llegamos a nuestra cuarta certeza: la realidad se mueve, o, como explica Bunge, “podemos pues caracterizar un objeto material como un objeto que puede estar por lo menos en dos estados, de modo que puede saltar de uno a otro”. Esto coincide en cierto sentido con Hegel (quien parte de Heráclito), pues él postulaba que la realidad se compone en primera instancia por la triada “ser-nada-devenir”, es decir, que si el ser solamente “es” no es nada, pues requiere de una “nada” (como apertura de la posibilidad) para “ser”: el devenir, es decir, la realidad se mueve. También coincide de cierto modo con el atomismo griego, pues Demócrito postulaba que los átomos (el ser) requieren de un vacío (nada) para moverse y así existir (devenir).
(…)Por último, el movimiento del universo no es caótico en razón de que todo movimiento ocurre por necesidad causal y en tiempo casual (Engels), es decir, si todo ocurriera por absoluta necesidad: todo estaría predeterminado y el universo mismo perdería su sentido. Para que el universo no sea caótico y a su vez no pierda su sentido, requiere de un elemento que le permita moverse congruentemente: el tiempo (recordando que el tiempo se constituye como materia en movimiento). En ese sentido, por ejemplo, si el techo se me cae encima y me impide seguir escribiendo… No habrá sido un evento meramente azaroso o un destino predeterminado (idealista), sino un acontecimiento necesario-causal en un sentido: la resistencia del techo a la gravedad no es invencible y forzosamente algo o alguien estará abajo del techo. Y un acontecimiento temporal-casual en otro: que esté yo debajo del techo en este preciso momento…Este argumento coincide de cierto modo con Bunge, quien postula: “la investigación científica no avala al indeterminismo radical, porque no reconoce que haya caos. Sin embargo, sería absurdo negar que hay accidentes a todos los niveles, y en particular que la existencia humana es un tejido de accidentes y necesidades. Pero estos accidentes, lejos de ser caóticos, son cruces de líneas legales”.
b) Movimiento intrínseco del universo.
Hemos visto que un movimiento sin sentido es mera apariencia de movimiento, veremos que un movimiento meramente extrínseco también lo es. Para que el universo tenga sentido no puede meramente expandirse, pues un mero movimiento cuantitativo es engañoso, tanto como querer avanzar dando vueltas en círculo o girando sobre sí. En ese sentido, el espacio y el tiempo meramente cuantitativos carecen de significado, la mera expansión del universo y la mera sucesión de eventos no nos dicen nada sobre el sentido de la existencia. Por ello, el movimiento efectivo del universo ocurre en su aspecto cualitativo (lo que suprime el caos), pero éste no puede darse linealmente, pues sería una mera sucesión cuantitativa (lo que suprime la finalidad). Ahora bien, para que la cualidad pueda efectuarse con un sentido plural, requiere de una multiplicidad de formas cuantitativas. Así por ejemplo, el universo se mueve cuantitativamente cuando se expande y este evento hace posible el movimiento cualitativo en su interior, pues de otro modo ni siquiera habría el espacio material suficiente. Este movimiento cuantitativo lo vemos a todos los niveles, pues hizo falta una pluralidad de partículas subatómicas (cuantitativo) para formar átomos (cualitativo), una pluralidad de átomos para formar moléculas, una pluralidad de moléculas para formar la vida, una pluralidad de organismos para formar un organismo pensante, y, una pluralidad de personas para formar sociedades y tecnología. De ese modo, la materia más pequeña y simple dio origen a la más compleja, sin que por ello podamos reducir una a la otra, pues cada nivel posee su propia complejidad. Por tanto, para que el universo exista debe ser materia en movimiento con un sentido y tal sentido debe conformar una unidad de movimientos cuantitativos (hacia la pluralidad) y cualitativos (hacia la complejización), es decir, el universo es dialéctico, lo cual es nuestra sexta certeza.
Es momento de distinguir entre materialismo emergentista y dialéctico. Ambos coinciden en aspectos fundamentales como la materia en movimiento y los niveles de organización con propiedades emergentes, sin embargo, el emergentista no explica cómo se ha generado un nuevo nivel a partir de los otros en el transcurso de la historia natural, pues su visión no alcanza la noción de totalidad, en cambio el materialismo dialéctico concibe la naturaleza como un todo cualitativo y cuantitativo en donde la generación de un nuevo nivel se explica por una ley: “Ley del trueque de la cantidad en cualidad, y viceversa”. Tal postulado fue establecido inicialmente por Hegel y retomado por Engels, y significa lo que acabamos de exponer en el párrafo anterior: que se requiere de una pluralidad cuantitativa para dar un salto cualitativo a un nuevo nivel, esto lo observamos incluso en los aspectos más triviales, por ejemplo, para adquirir destreza en cualquier actividad, no basta aprender los elementos fundamentales (cualidad), sino que con la práctica constante se posibilita dominar alguna disciplina (cantidad), a su vez la mera práctica sin un nuevo aprendizaje no genera un mejoramiento real, sino un mero dominio de lo ya conocido…